Entre agendas apretadas, responsabilidades diarias y el ritmo acelerado con el que vivimos, muchas veces olvidamos detenernos y compartir lo más valioso que tenemos: nuestro tiempo. Y es que, a veces, no se necesitan grandes planes ni regalos costosos para demostrar amor. Basta con una taza de café y una buena conversación.
El valor de lo simple
Tomar café con mamá es más que una rutina: es una excusa para reconectar, para escucharla y para decirle, sin palabras, “estoy aquí contigo”. Es ese momento del día en el que podemos hacer una pausa y compartir desde lo cotidiano hasta lo más profundo.
Quizás recuerdas cómo ella preparaba el café en casa cuando eras pequeño o cómo siempre tenía tiempo para una plática contigo entre sorbos. Ahora, tal vez seas tú quien lleva el café listo a la mesa, o quien le enseña nuevas formas de prepararlo, como con un Soaker o Dripper de Liebres. Lo importante sigue siendo el mismo: estar presentes.
Regalar tiempo, regalar café
Una taza de café puede convertirse en un regalo con significado. Algo tan sencillo como invitarla a tu casa, prepararlo juntos o llevarle su favorito puede ser una forma de agradecerle, por tanto. Es también una oportunidad de crear nuevas memorias mientras comparten ese aroma que tanto nos reconforta.
¿Y si lo haces parte de la rutina?
No tiene que ser solo en una fecha especial. Puedes convertirlo en un ritual: los domingos por la tarde, después del trabajo, o incluso a distancia con una videollamada y tazas en mano. Porque el café tiene esa magia: une, consuela, acompaña.
Dejar un comentario
Este sitio está protegido por hCaptcha y se aplican la Política de privacidad de hCaptcha y los Términos del servicio.